Inicios

El CEVAS tiene su origen en San Juan Bosco. Don Bosco trabajaba intensamente con los niños en Italia durante todo el año, se dice que la única vez que se le vio llorar fue cuando, de regreso de unas vacaciones, en la primera Misa que tuvo con ellos, ningún niño comulgó. El Santo se dio cuenta de que todo lo que había trabajado y avanzado en el Alma de los pequeños, durante el año se había perdido en el tiempo estival. El hombre de Dios pensó y rezó que hacer, has  ta que el Señor le iluminó una brillante idea: pidió permiso a los padres de los niños y formó una compañía juvenil que iba de pueblo en pueblo en la Peninsula Itálica presentando obras muy entretenidas y durmiendo en pajales que Don Bosco conseguía para pasar las noches de verano. Así el Santo lograba mantener un ambiente cristiano en medio de una sana alegría, haciendo el bien. Este fue el primer CEVAS, más o menos a mediados del Siglo XIX.

Casi un siglo después. Vemos que se hacía CEVAS en Bélgica, bajo la atención de los Padres Salesianos (los hijos de Don Bosco) los CEVAS de Bélgica duraban los dos meses de verano, y los realizaban en una especie de parques donde llevaban muchos niños en buses.

Uno de los discípulos de Don Bosco, el Padre Hugo Cornelissen a mediados de la década del sesenta escucha y acoge una petición del Papa Pablo VI solicitando misioneros para América Latina, el Padre Hugo siente que esta solicitud del Santo Padre le toca profundamente el corazón, lo conversa con su Madre quien le responde: “ Hijo, yo siempre te he enseñado a no negarle nada a Jesús”, con este hermoso apoyo el P. Hugo habla con sus Superiores y en 1968 es destinado a Chile, a Punta Arenas, donde llega dominando poco el español, pero con el corazón lleno de Dios y deseoso de hacer mucho bien.

A poco andar se da cuenta de que los niños en sus vacaciones de verano pasan mucho tiempo en la calle y en la ociosidad, la cual es muy peligrosa para el Alma. Iluminado por Dios decide plantearles a sus Superiores la idea de hacer CEVAS, ellos le dicen que los niños chilenos son muy distintos de los belgas, le vaticinan que no va a resultar. Pero esto llega a oídos de un joven Sacerdote Diocesano, Párroco de Nuestra Señora de Fátima, el cual se entusiasma con la idea, y junto con el Padre Cornelissen  organizan el primer CEVAS en Chile el año 1971, logrando un gran éxito de acogida y participación tanto de niños como de monitores. Ese joven Sacerdote es el Padre Alejandro Goic, quien posteriormente llegaría a ser Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile.

 

Monseñor Alejandro Goic lo recuerda de la siguiente forma:

“yo vivía en una población, quizás en la época la mas humilde con centenares de niños… yo le creí (al Padre Hugo Cornelissen) y le pedí que me explicara cómo era el procedimiento… le sugerí algunas adaptaciones y empezamos.. recuerdo unos 15 o 20 monitores y unos 200 o 300 niños el primer año. La experiencia resultó, fue muy positiva y los otros párrocos de la ciudad de Punta Arenas lo asumieron y a partir del año siguiente y hasta hoy en Magallanes nunca se ha dejado de hacer los Centros de Vacaciones.”

 

Posteriormente la comunidad salesiana se contagia con esta bella actividad y van a crear las “Colonias Villa Feliz”, a los pocos años también, la arquidiócesis de Santiago se entusiasma y crea las “Colonias Urbanas”.

Junto a Monseñor Goic, el Padre Hugo difundió los CEVAS por todo Chile.

Pero el P. Hugo no solo trajo el CEVAS a Chile, sino que, nos enseñó cual es la verdadera espiritualidad que se debe vivir en los CEVAS. Él se preocupó de la extensión de los CEVAS por el país, ya que sabía del bien que puede hacer este movimiento tanto a niños, como en los jóvenes.